¿ESTAS EN PARO? ¡Hey Despierta!
Por
Sonia Raileanu

Tranquilo, tranquila, no voy a cometer el error que se cometía conmigo cuando estaba en tu situación, cuando con la mejor voluntad del mundo se me decía “saldrás adelante, siempre se sale”, y yo me preguntaba si la persona que me lo estaba diciendo era consciente de mi situación real.
¿Se sale siempre?, es posible, no me lo planteo, cuando estas en paro hay muchas cosas que no te las planteas, quizás este sea el error. Sí, es cierto, siempre se sale adelante, esta no es la cuestión, lo es el precio que tienes que pagar para salir adelante.
Lo es la angustia diaria de levantarte no solo sin saber qué hacer, sino con la incertidumbre del día: ¿encontrare hoy trabajo?, ¿Cómo podremos vivir si esta situación se prolonga?, y te viene a la mente una lista casi interminable de pagos que tienes que hacer., algunos, muchos, con vencimientos atrasados ya. No pueden aplazarse más tiempo.
Y así pasan los días, con la angustia incrementada en el tiempo, con el miedo a no poder dar a tus seres queridos una mínima estabilidad, y lo más grave, si, lo más grave: con las dudas sobre tu propia valía profesional…y personal.
Claro que te entiendo, pero también soy consciente de que esto a ti te resbala, no quieres comprensión, no quieres motivación, solo quieres tener una mínima expectativa de vida.
Lo sé.
Y porque te entiendo voy a hablarte desde mi experiencia, no desde la teoría, no desde el consuelo, sino desde la experiencia.
¿Sabes?, me vine a España dejando atrás a dos hijos, en Rumania, si ese país extraño cuya cultura desconocemos, pero que sabemos que existe, y no precisamente por sus monumentos, sino por la legión de emigrantes, que junto a ti, forman la cola del paro.
Más de cuatro millones de rumanos hemos salido de nuestro país, con más miedo a seguir viviendo sin esperanza, que con miedo a un futuro cuya esperanza podíamos construir nosotros mismos. Dicen que mi país es el que tiene menos paro de Europa, ¡qué ironía!, ¿Cómo no va a tener paro, si nos hemos ido todos?
Pues bien, yo era una de esas emigrantes, con 38 años, dos hijos atrás y una vida de matrimonio que es mejor olvidar. No sabía el idioma, no tenía a nadie, mucho menos trabajo, pero me enfrente a la situación, directamente, frontalmente, sin miedo, porque más miedo me daba el pasado que la incertidumbre del futuro. Sin miedo.
No, no soy ejemplo de nada, solo estoy compartiendo comprensión y experiencia. Comprensión ya te lo he dicho, experiencia, déjame que te cuente.
Mientras trabajaba en todo aquello que se me presentaba, o mientras esperaba la oportunidad tan ansiada de tener al menos un mínimo vital para sobrevivir, no dejaba de preguntarme: ¿es esta la vida que me espera?, ¿así va a ser siempre?, y la respuesta me rebelaba, me negaba admitir un destino de incertidumbre, de pobreza, pero sobre todo me negaba a admitir que mi vida futura, mi trabajo, estuviese condicionado por un jefe, por una empresa, o por una situación del mercado. Ninguno de estos factores eran controlados por mí, en consecuencia si no cambiaba de rumbo el riesgo de vivir toda mi vida en situación de incertidumbre era total.
Y esto me rebelaba. No podía admitirlo, pero ¿Qué podía hacer?, ¿emprender un negocio?, claro que este era mi sueño, pero no tenía recursos para ello, ¿estaba segura?
No, no era cierto. Se podía crear un negocio sin apenas recursos, solo era cuestión de voluntad, de esfuerzo y de superar mis limitaciones mentales. Creme este era el mayor desafío: superar mis limitaciones mentales.
Y parece fácil cuando no tienes nada, ¿Qué puedes perder?, pero no es así, aunque parezca mentira, cuando no tienes nada, es cuando te conviertes en un auténtico conservador, aunque sea imposible de creer, no te arriesgas. Estas tan quemado, tan quemada, que no tienes ganas de aventuras, mucho menos de arriesgar, lo que dado tus limitados recursos es casi imposible.
He dicho “casi”, toma nota.
Porque si de algo hoy puedo presumir es de haber superado estas limitaciones, es haber tomado conciencia que si nos las superaba el futuro seria siempre de incertidumbre, de duda y de terror. Si, terror a vivir de forma continua una vida que desde primera hora de la mañana te preguntas si es una vida que merezca la pena ser vivida.
Así que había que dar el salto y experimentar. Y encontré la oportunidad en una nueva industria: el network marketing. Y me lance.
Me lance porque era imposible estar peor de lo que ya estaba, pero fundamentalmente me lance porque cuando veía la vida de los que me aconsejaban que no lo hiciese, tomaba conciencia de que no eran ejemplos a seguir. Si a escuchar, pero para hacer todo lo contrario de lo que me aconsejaban, porque de hacerlo así, me veía condenada a tener la misma vida de los que me aconsejaban que no debía dar el paso.
Lo di, claro que lo di. Y no fue fácil.
No hay ningún negocio, licito claro, que sea gratis, ninguno. Pero si hay negocios en los que puedes ganar con una inversión mínima, y uno de ellos es el “network marketing”, si ese negocio tan denostado por los que no saben que es, ese negocio en el que la clave es tu constancia y la confianza sincera que eres capaz de generar. No hace falta más para ganar.
Y esta es la inversión que el negocio me pedía, no tenía que pedir un crédito, no tenía que estar meses ahorrando, solo tenía que hacer una inversión en esfuerzo, ilusión y tiempo, y a cambio y en relación a este esfuerzo, puedes vivir, sin renunciar a tu libertad.
Un negocio que te permite tener el control de tu tiempo, también de tus sueños. Un negocio en el que cada día es diferentes, pero más avanzado que el anterior, porque es un negocio que te impulsa a vivir, a soñar, a crear, a sentir, a amar, en definitiva.
Si, definitivamente el network marketing es el negocio del amor, ¿desconfías?, te entiendo. Claro que te entiendo. No hay negocios así.
Pero te equivocas, si los hay. Negocios en el que el valor fundamental es la confianza, negocios en los que compartes sueños y experiencias con personas que están, como mínimo, tan interesadas como tú en que tu negocio crezca, personas que defienden los mismos valores que tú, los mismos sueños, y las mismas alegrías.
Hay muchos negocios de network marketing, es un industria nueva y en pleno crecimiento, muchos. Unos buenos, unos menos buenos, unos malos, los menos, pero muchos muy rentables.
Brevemente te voy a hablar del mío: InCruises.
Un negocio en el que lo que vendemos es disfrutar de la vida, ¿Cómo?, viajando, conociendo mundo, relacionándose con las personas, compartiendo culturas diversas, momentos apasionantes, diversión y beneficio económico.
Inuises es una compañía que vende cruceros, pero no de forma directa, sino a través de un club, un club en el que mediante una cuota ahorras dinero para tus vacaciones y además ganas dinero para ti. ¿Cuánto?, ¿Cuánto tiempo y esfuerzo vas a invertir?, porque esta es la diferencia fundamental de los negocios clásicos, aquí no es un problema de invertir dinero, aquí es una cuestión de invertir tiempo y esfuerzo.
Y yo lo hice, hice mi inversión. Hoy puedo afirmar que vivo de este negocio, hoy puedo afirmar que mi futuro de incertidumbre se ha acabado de por vida, hoy puedo afirmar que estoy en el negocio ideal, porque no tiene nada de lo malo del tradicional, y tiene mucho de lo bueno: dominio de mi tiempo, con unos límites que solo me los pongo yo, y con la enorme posibilidad de trabajar, en el mundo entero, desde casa, con una rentabilidad económica que es difícil de encontrar en el negocio tradicional.
¿Crees que al menos esta oportunidad merece una hora de tu tiempo para conocerla?
Contacta conmigo, será un placer compartir contigo lo que se y lo que hago.
Da el paso, ¿tu vida actual en el paro no merece que al menos dediques una hora para conocer nuevas posibilidades, para salir de esta situación?
Yo creo y confío fielmente en el futuro BRILLANTE que viene para tí,y para nosotros todos.
Con gratitud,
Marinica Sonica Raileanu