
Nací y crecí en un país comunista, Rumania, y muy probablemente a los occidentales se les escape lo que esto significa, para mi fundamentalmente ha significado vivir la contradicción permanente desde mi más tierna infancia, esto me ha ayudado mucho a comprender a las personas y tomar conciencia de como la mayoría vivimos en dos planos diferentes.
Por una parte, y como a todos, está el deseo de ser libre e independiente, de convertir tu vida en un desafío permanente, en entender la vida como un proceso continuo de crecimiento y de superación. Esto es la forma de vivir en occidente, aunque muchos no seamos conscientes de ello.
La otra, la de la sociedad comunista, vivir significa una entrega permanente al Estado, una renuncia a ti mismo, a ti misma, de todo lo que puede significar ser libre, o lo que es lo mismo: poder marcarte tú mismo el destino de tu vida. Todo está supeditado al pueblo, o al Estado.
En el caso de Rumania la contradicción todavía era mayor: porque no era el pueblo el destino, sino una dictadura cruel de una familia que, bajo los valores comunistas, oprimieron, explotaron y robaron, literalmente, a los ciudadanos de este país.
Es decir: nací y crecí sin saber lo que es la libertad y con el terror permanente a que la policía política te acusase de “conspiración contra el pueblo”. Creo que solo se puede comprender mi compromiso con el network marketing desde esta expectativa: para mi este negocio fundamentalmente es libertad, es desafío, es independencia y es tener un destino.
Por esto, cuando lo descubrí me comprometí a fondo, y por esto lo he convertido en mi principal actividad, ya no solo profesional, sino también personal. Porque lo que tiene el network marketing, y siento que muchos profesionales del sector no son conscientes de este privilegio, es la posibilidad de diseñar tu propia vida, de sentir cada día que estas avanzando hacia objetivos que son tuyos, y que tú mismo, o tú misma, te has marcado de forma libre.
Claro que, frente a este descubrimiento, mi vida no fue fácil. Me vine a España, en el 2004, atraída no solo por su sol, que sí, sino por el carácter español convencida de que este era la forma de vivir que yo deseaba para mí misma. Pero no fue fácil, pese a haber podido estudiaren mi país la carrera de economista, no podía ejercerla en España, por no estar convalidada, así que tuve que guardar mi título en el cajón y ponerme a trabajar allí donde pudiese, he trabajado en el servicio doméstico, con mucho orgullo, he cuidado a enfermos y he sido repartidora, todo con tal de poder sobrevivir y, sin dejar de soñar, poder cubrir los estudios universitarios de mis dos hijos, que deje atrás en mi país, pero que siempre han estado en mi corazón y han sido la fuente de mis energías.
Trabaje en lo que pude, pero nunca deje de soñar, nunca deje de visualizar ese futuro que, entre la oscuridad de mi país, yo soñaba. Nunca deje de soñar en un futuro en el que yo sintiese que tenía el control de mi vida y en el que mis límites personales, profesionales y económicos, nunca tuviesen limite.
Y lo encontré en el network marketing, pero especialmente lo encontré en sus líderes. Recuerdo haber escuchado a Luis Costa en sus convenciones y luego dormirme a altas horas de la madrugada, escuchando sus cintas. Recuerdo como leía, y leo hoy todavía, con hambre de saber, los libros que nos recomendaban, hoy todavía la formación es una parte integral de mi propia vida, convencida de que, como dice la sabiduría popular, el saber no ocupa sitio, o algo parecido.
Tengo hambre de saber, tengo hambre de sentirme sabia, tengo hambre de poder interpretar mi propia realidad, pero, sobre todo, tengo hambre de ayudar a las personas a que descubran lo que significa ser libre, y lo que significa sentir que tienes el control de tu vida.
Y esta es mi batalla en el network marketing, un negocio en el que todo esto es posible, y en paralelo poder diseñar tu propia vida económica, así como tus expectativas.
La búsqueda en el network marketing, ha sido paralela a mi búsqueda vital. He vivido la experiencia de tres empresas, todas importantes y en todas he conseguido un elevado nivel de responsabilidad, pero en las dos primeras había algo que no me llenaba, o que al menos me decía que las expectativas como negocio eran limitadas.
Por ejemplo, en el primer caso (y como no quiero hacer una crítica de la misma, porque no solo me ayudo a descubrir lo que era el negocio del network marketing, sino porque es una empresa de mucha historia) la limitación que yo veía es que al ser una empresa de productos de consumo, las limitaciones geográficas eran muy grandes, incluso aunque opere a nivel internacional, el producto físico te limita, y por si fuera poco el mercado de productos de consumo es ultra competitivo, pero crecí y aprendí en esta empresa, y sobre todo me ayudó a perfilar cual sería mi empresa ideal de network marketing.
Por esto di un segundo paso a una empresa de alta tecnología, en la que llegué al más alto nivel. Aquí aprendí a liderar a las personas, a tomar conciencia de que los objetivos de cada individuo son sagrados porque son sus objetivos, a que el éxito del network marketing es ser parte de algo más grande que tú mismo, que tú misma, sin dejar de ser tú mismo, tú misma.
Y fue en esta empresa en la que tome conciencia de lo que se ha convertido en mi propio mantra: la gente entra en el network marketing por las posibilidades de existen de ganar dinero, pero fundamentalmente se quedan, no solo por esta rentabilidad, sino por el espíritu del network marketing, que es el que realmente engancha.
¿Era una empresa perfecta?, no, no lo era, pero me sirvió de aprendizaje. De lo que debería conservar del network marketing, y lo que debería desechar, aprendí a dirigir y a liderar, a organizar y a motivar, pero, sobre todo, aprendí a conocerme a mí misma y a tomar conciencia de que todavía no había llegado a mi meta en este camino que me había trazado desde que decidí dejar mi país, Rumania.
Y es que, si algo el network marketing es, es una escuela de líderes. Y esta sí que fue un descubrimiento negativo. Lo que viví en esa época, es que si bien en el network marketing, los distribuidores que han llegado a cierto nivel, se auto titulan líderes, la realidad es que muy pocos lo son, se podría decir que en este caso el hábito no hace al monje. Realmente puedo afirmar que la mayor lección que aprendí en mis dos primeras experiencias es descubrir lo que realmente era el liderazgo, y asumo, acepto con humildad, que el camino de aprendizaje me lo enseño Luis Costa.
Liderar es servir, liderar es tomar conciencia de que tu principal tarea es ayudar a que las personas se auto descubran, no que tú les descubras, sino que sean ellas mismas las que tomen conciencia de sus posibilidades y de sus oportunidades.
Liderar es asumir el compromiso de ayudar a qué las personas se marquen objetivos y que los cumplan, liderar es vivir inspirado en valores, como son la solidaridad, la confianza, la lealtad, fundamentalmente, liderar en definitiva es ser, es descubrir tu espíritu y dejar que este vuele a la máxima altura que se pueda, liderar, si, es amar.
Y fue este sentido del liderazgo en el que encontré en mi actual empresa: InCruises.
¿Qué es lo que más me atrajo de ella?, ¿Qué es lo que me dio el empujón, el compromiso definitivo?, sin duda los valores que su presidente Michael “Hutch” Hutchison defiende y expone. Para mi descubrir a Michael en 6 mayo 2018 la conferencia de Madrid fue como un renacer, por fin había descubierto en sitio en el que iba a poder vivir y sentir.
Porque si bien InCruises es una empresa que desarrolla una línea de productos en plena expansión, los cruceros, InCruises es más que esto. Por encima de todo son valores, una combinación perfecta de valores y oportunidad de negocio, de sentir que al ofrecer el negocio estas dando la oportunidad a las personas de que cumplan sus sueños, y en paralelo puedan cumplir uno de ellos: navegar y conocer mundo, solos o con su familia, de tenerla claro.
InCruises es un desafío permanente, no porque no sea un negocio que cualquier persona que se siente a estudiarlo toma conciencia de su oportunidad, sino porque pertenecer a la familia de InCruises implica un compromiso con valores permanentes, en resumen, podría definir este negocio como el negocio de las personas. Y es aquí donde estoy alcanzando los mayores rangos, y donde el límite solo lo pongo yo…y como no tengo límites…en el camino nos veremos.
Esta es mi vida, muy resumida claro, por ejemplo no he dicho que me quede viuda y con dos hijos a la edad de 38 años y he pasado muy de largo la lucha que tuve en vivir en España, sin saber ni siquiera el idioma, pero todo ello me ha fortalecido, me ha ayudado a valorar las cosas sencillas de mi vida, ha hecho que mis hijos se sientan muy orgullosos de mi y, sobre todo, me ha permitido que al mirarme al espejo por la mañana, todos los días, sienta el orgullo de ser, pero sobre todo que me pueda decir con enorme satisfacción:
TODAVIA NO HAS LLEGADO SONIA, NO TE DUERMAS.
¿Por qué donde está el límite?
Cuentame tu historia seguro nos puede inspirar.
Gracias por la paciencia de leerme. Gracias.
Con gratitud,
Marinica Sonica Raileanu