Por Sonica Raileanu Life Coach
Una de las cosas que más me está haciendo reflexionar esta pandemia del coronavirus es ver como se enfrentan a ella muchos ciudadanos. A veces siento que viven como si fueran zombis, caminando todos juntos hacia un objetivo desconocido.
Vivimos en una época extraordinaria, y ni siquiera la actual crisis reduce esta afirmación. Es cierto que estamos pasando un momento crítico, pero no menos cierto que saldremos de ella no solo mas fortalecidos, sino con nuevas oportunidades.
Así ha sido siempre a lo largo de la historia. Y así será ahora también, y no hago esta afirmación desde un optimismo ciego, todos los expertos aseguran que la post crisis será una crisis económica como no hemos conocido desde la última guerra mundial.
Y sin embargo me atrevo a afirmar que en párelo a esta situación crítica, la misma será una oportunidad para los valientes que reúnan fuerzas y no dejen de soñar. Porque señores y señoras: como siempre ha ocurrido, el futuro, por muy duro que sea, lo construirán los soñadores.
Soñadores que no van a consentir que el presente determine su futuro, por muy duro que sea.
Soñadores que se enfrentaran a la crisis con el convencimiento de que detrás de la situación, hay una oportunidad y de que la única forma de descubrirla es haciéndose una simple pregunta: ¿Qué hay para mí?
Claro que la simple pregunta ya demuestra un gesto de valentía, porque el hacérsela será el primer paso para salirse de la fila de zombis que caminan aterrados con la esperanza de que alguien les marque el camino a seguir.
No, estos soñadores no van a esperar que nadie les marque el camino, porque es su camino. No, estos soñadores se van a enfrentar al presente, porque son consciente de que el futuro empieza hoy, ahora mismo, y no van a delegar ni un segundo en empezar a construirlo.
Necesitamos soñadores, pero también necesitamos rebeldes, contra la sumisión a esperar que algo cambie, para empezar a cambiar nosotros, rebeldes contra la continuidad, contra la línea recta que ha dejado de serlo, contra la esperanza falsa de que el mundo volverá a ser lo que era.
No lo será, y ya no solo por el coronavirus, este virus lo único que ha hecho ha sido acelerar el cambio que ya desde hace años sentíamos y vivíamos. De aquí mi asombro al comprobar que muchos ciudadanos sigan viviendo en línea recta, sin ser conscientes de que esta línea ya no les lleva a ningún sitio.
Me alucina comprobar como muchos ciudadanos del mundo creen que haciendo lo mismo van a tener resultados diferentes, me alucina porque esta forma de pensar no solo les lleva al fracaso, sino que incluso en vida, les hace sentirse muertos.
Porque amigos y amigas, ¿Qué es una persona sin sueños?, ¿sin metas?, ¿sin nada en su vida que les haga vibrar?
¿Acaso no deberíamos definir esta forma de vivir como la “vida zombi”?